El tambor de Granaderos

 Obertura, 1894

 Ruperto Chapí

 

La acción se sitúa en las postrimerías de la Guerra de la Independencia. Gaspar, tambor de granaderos perteneciente a una familia aristocrática opuesta a la ocupación napoleónica, se enamora de Luz, a quien su tío, político afrancesado, obliga a ingresar en un convento. Gaspar, quien se niega a prestar juramento al rey intruso, pretende desertar; es descubierto y condenado a muerte. Liberado por un cantinero y un fraile, se reencuentra con su amada, pero es capturado y enfrentado a un pelotón de fusilamiento. En el último momento, la noticia de la huída de José Bonaparte y la consiguiente rehabilitación del padre de Gaspar como corregidor de Madrid, le salvan la vida.

El argumento del Tambor de Granaderos nos sitúa, pues, ante el momento decisivo de la guerra y ante el conflicto civil, aspecto éste muchas veces olvidado, entre patriotas y afrancesados. La huída definitiva del rey José se produce el 27 de mayo de 1813 ante el avance imparable sobre la capital de las tropas de Wellington, quien también logra abrir un frente en Cataluña y ocupa con rapidez los puntos más estratégicos de la meseta septentrional. El 21 de junio tiene lugar en Vitoria la última gran batalla, en la que los franceses son derrotados por completo. La precipitada huida de José Bonaparte a su país de origen deja en manos de los aliados un inmenso botín compuesto por obras de arte y documentos. Quienes sí salieron de España fueron unos 15.000 ciudadanos que, por su actitud colaboradora con el gobierno intruso, temieron la reacción vengativa del pueblo y de las autoridades fieles al rey restaurado, Fernando VII. Fue el primer, y por desgracia no el último, exilio político masivo de nuestra historia contemporánea. Pronto les seguirán los liberales, que tanto hicieron por ganar la guerra y recuperar el trono para los Borbones. Entre los afrancesados se concitaron tantos y tan diversos intereses que resulta imposible emitir un juicio sobre su actitud: hubo oportunistas, antibelicistas, pusilánimes, y también muchos otros convencidos de que los herederos de la Revolución francesa traían la modernidad a una España pobre y anquilosada en el pasado.

Ruperto Chapí (Villena, Alicante, 1851-Madrid, 1909) inicia su formación musical en la capital de España y la completa en Roma y París, donde escribe sus primeras óperas. Compuso música de orquesta y de cámara, pero el reconocimiento le llegará sobre todo por sus obras para teatro: algunas óperas como Margarita la Tornera (1909) y esencialmente sus 155 zarzuelas estrenadas en su mayoría con gran éxito, por ejemplo La tempestad (1882), La bruja (1887), Mujer y reina (1891), El rey que rabió (1891) y La revoltosa (1897). Chapí se empeñó en conferir a la zarzuela una proyección universal, apostando por un sentimiento nacional contra el italianismo de moda. Fue también el fundador de la Sociedad de Autores (1895) y profesor de Manuel de Falla. Aprovechando la partitura que compusiera para La verbena de la Paloma, encargada más tarde a Bretón, Ruperto Chapí estrenó El tambor de granaderos, con letra de Sánchez Pastor, el 16 de junio de 1894 en el Teatro Eslava de Madrid. Obra en un acto y tres cuadros, su preludio es, sin duda, la pieza más conocida y reproducida en la actualidad.