Cazadores de Llerena

Pasodoble militar, 1909

Pascual Marquina

 

“Pueblo de Llerena: la valerosa nación española ha despertado de su letargo…” Con estas palabras comenzaba un bando publicado el 6 de junio de 1808 por la Junta de Llerena, ciudad que era entonces cabeza de un extenso partido extremeño, núcleo desde el que se administraban los intereses políticos, económicos y eclesiásticos de la Orden de Santiago y sede del aún activo Tribunal del Santo Oficio. El bando, como otros muchos que por estas fechas se publicaron en toda España, pretendía reclutar voluntarios para luchar contra los franceses. El batallón de infantería resultante, Cazadores de Llerena, tendrá como lema “la Religión, un Rey adorado y una Patria afligida”. Formado en origen por unos cien hombres, su primer jefe fue el coronel D. Lorenzo Cebrián. Los batallones de voluntarios, junto a la guerrilla, procurarán compensar, con desigual eficacia, las tremendas limitaciones del ejército regular en estos primeros compases de la guerra. Como parte del Ejército de Extremadura, al batallón se le ubica a lo largo de 1808 y 1809 en distintas batallas habidas en Extremadura, Castilla y Portugal, siendo finalmente aniquilado en Uclés y sus restos integrados en el Regimiento de Infantería de Murcia.                                                                                                  

Un nuevo batallón denominado Voluntarios de Caballería de la Granada de Llerena se crea en 1809: tras la batalla de Medellín, Llerena recibe al exhausto Batallón de Voluntarios de Alcántara, quienes deciden cambiar su nombre y adoptar el de la patrona de la ciudad que tan bien les acogió. Comandado por el coronel Pineda, a pesar de sus escasos efectivos participa en numerosos frentes extremeños, incluida la defensa de Badajoz en marzo de 1811, tras la cual el cuerpo se extingue. El 29 de junio de 1811 tiene lugar la heroica toma de Llerena por sus vecinos, momento en el cual posiblemente aparezca un nuevo batallón llerenense que, según algunas fuentes, interviene después y es prácticamente liquidado en la batalla de Arroyomolinos en octubre de este mismo año. En recuerdo de sus gestas se establece por real decreto de 20 de octubre de 1856 el Batallón de Cazadores de Llerena nº 17. Aún con distintas denominaciones y ubicaciones, permanece activo bajo la jurisdicción del Ejército nacional hasta 1960, constando en su historial la participación en la tercera guerra carlista, en el conflicto cubano, en todas las guerras de Marruecos y en la Guerra de España de 1936 a 1939. Visitó en varias ocasiones su localidad de origen para participar en diversas actividades festivas y protocolarias.    

Pascual Marquina Narro (Calatayud, 1873-Madrid, 1948), fue un precoz compositor y director de banda: a los 15 años escribe su primera obra y a los 17 ejerce la batuta de la Banda de Daroca. Completa sus estudios de Flauta, Composición y Armonía en el Conservatorio municipal barcelonés, siendo nombrado en 1901 músico mayor de la banda del Regimiento de Cazadores de Llerena, para la que compone este pasodoble con cornetas y tambores en 1909. En 1914 es director del Teatro de la Zarzuela y dos años después pasa a dirigir la banda de Música del Segundo Regimiento de Ingenieros de Zapadores de Madrid, con la que dio numerosos conciertos en España y en el extranjero. Recibió diversas condecoraciones civiles y militares. Su obra como compositor supera el centenar de títulos, destacando en ella zarzuelas como Sangre y Arena (1911), marchas de palio como Procesión de Semana Santa en Sevilla (1922) y pasodobles como España Cañí (1925).