Bailén

Marcha militar

Emilio Cebrián

 

 

Tras sofocar las revueltas madrileñas y avanzar sin oposición hasta Córdoba, la ocupación del país por las fuerzas invasoras parecía un hecho irreversible. No obstante, la movilización popular en Andalucía ante los desmanes cometidos por las tropas francesas tuvo como efecto reanimar la constitución de un ejército dispuesto a enfrentarse, al fin, cara a cara, a los imperiales. El escenario en el que lucharon franceses (al mando de Dupont) y españoles (al mando de Francisco Javier Castaños, con Teodoro Reding al frente de la primera división) se situó en las poblaciones giennenses próximas a Bailén. Un completo ejercicio de estrategia por parte del mando español, más la eficacia mostrada por la artillería y la infantería, unido todo ello al desconcierto y pésima adaptación al terreno y al clima del enemigo, propiciaron la sorprendente victoria española. La capitulación formal tuvo lugar el 22 de julio. Las consecuencias no se hicieron esperar: los franceses hubieron de abandonar las posiciones logradas al sur de Madrid y también la propia capital. Napoleón supo desde entonces que la empresa española no iba a ser tan fácil como creía, y toda Europa comenzó a percibir las primeras grietas en su proyecto imperialista. Para los españoles, renacía la esperanza de liberar al país de las fuerzas invasoras. El héroe de Bailén, Castaños, convertido en héroe nacional, seguirá desempeñando destacados oficios tanto en el campo de batalla como en la política nacional, adscrito en este último caso a las facciones más conservadoras.

La victoria española en los campos de Jaén tuvo sus repercusiones artísticas en el grabado, la pintura (quizá el mejor ejemplo sea el cuadro que ejecutó Casado del Alisal hacia 1864, La Rendición de Bailén, sito en el Museo del Prado) y en la música. Al menos dos composiciones para banda llevan el título de Bailén, el pasodoble de Arturo Saco del Valle y esta marcha militar de Emilio Cebrián Ruiz (Toledo, 1900-Lliria, 1943). Formado en la Banda de la Academia de Infantería de Toledo y en el Conservatorio Superior de Madrid, D. Emilio accedió en 1924 por oposición a la dirección de la banda de Talavera de la Reina, y desde 1932 hasta su muerte ocupó la misma plaza en la de Jaén, durante cuyo ejercicio hubo de componer esta obra. Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Toledo y Caballero de la Orden de la República. Su repertorio como compositor abarca casi el centenar de piezas, siendo todavía hoy celebradas sus marchas de procesión e himnos en honor de diversas localidades de la provincia.